Me paro nuevamente entre los espejos, mil caminos reflejados hacia delante y hacia atrás, conduciendo todos al mismo lugar. Cerrado en un infinito espacio de una sola e infinita posibilidad. Y en el fondo tu espalda, firme siempre ante mis intenciones, doblegando la voluntad que me fue dada por obra y gracia demencial.
Ahora una sola cosa imploro, que entre tus espejos veas mi rostro, agotado de buscar, exhausto de amarte.
Tira los dados, quiebra el espejo, rompe el hechizo y lanza la moneda.
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