23 de diciembre de 2014

En la penumbra



Cuatro paredes y un alma triste entran en comunión. El ruido del ventilador en el techo y la luz que se cuela por la persiana semi destruida adornan la escena.
Un pensamiento se cae de la cama y rueda hasta dar con el zócalo de la húmeda pared color soledad: "Tu sonrisa por la mañana, tus caricias por la noche. Nada más". Y se pierde, para siempre o hasta luego. Se pierde en el rincón olvidado de los pensamientos prohibidos a la palabra. 
Mientras, debajo de sus sábanas, él seguirá llorando las penas de lo que no pudo ser. Pero quizá, y tan solo quizá, un día ella lo encuentre, lo levante y le sacuda el polvo y lo deje reluciente como alguna vez lo fue. Quizás algún día ella lo necesite tanto como él a ella. Quizás algún día puedan decirse lo que de verdad sienten. Quizás algún día ella se decida y lo arregle todo. Quizás algún día las lágrimas sean finalmente de alegría y no más de amargura.

6 de diciembre de 2014

El templo


Un túnel oscuro alumbra los rincones más profundos de mi ser. Una oscuridad brilla en el fondo de mi alma. Estrellas se descubren en el azul de la noche y las observo en paz, en calma. A mis espaldas se desata el infierno pero ya no importa, ya no. Una luz rebota en la pared que se levanta frente a mí e invoca en ella formas irreales, formas imposibles.
En un vaso se derraman los sueños de una generación partida. En un trago desaparecen las ilusiones de un futuro distinto. Pero nada importa ya. El sol asoma su amarillento rostro y todo va a seguir como siempre. Como si nada hubiera pasado. Todo igual, solo otra estrella brillando en el cielo, cobijada por sus planetas, por sus dioses. Un pasillo conduce al fin y todo vuelve a su lugar, a la realidad, al menos hasta la próxima velada de lunas y estrellas desnudas sobre nuestras cabezas.

4 de diciembre de 2014

Un momento


Una chispa brilla en un vaso de agua, una hoja verde flota en las llamas de una chimenea. Momentos a punto de extinguirse, de no volver jamás. Como vos y yo, como todo este circo que armamos a nuestro alrededor, nuestro momento se extinguió, las luces se apagaron y ya no brillan las luciérnagas de un nuevo amor. Como un susurro en la oscuridad hemos de desaparecer. Como una pluma cae de su ala y se pierde en el viento para siempre, así hemos de separarnos. Para bien o para mal, por los dos.